CapÃtulo 159
18. El que se esconde en los huecos
Cuanto más se le obstruÃa la visión, más reaccionaban agudamente sus otros sentidos. Un brazo fuerte rodeó su cintura, sus labios chocaron, una lengua negra rozó el paladar y exploró su interior. El dulce aroma y el calor lo sofocaban, haciéndolo sentir que iba a morir.
'…No, ¡este no es el momento!'
De repente, recobrando el sentido, Cha Eui-jae empujó con fuerza el hombro de Lee Sa-young. Lee Sa-young se retiró obedientemente y ladeó la cabeza ligeramente.
“¿Por qué?”
Mientras tanto, Cha Eui-jae se cubrió la boca con el dorso de la mano y retrocedió apresuradamente. Solo se detuvo cuando su espalda golpeó un pilar. Por una vez, balbuceó sus palabras.
“Oye, tú, cómo… No, ¿estabas despierto?”
¿Cómo sabe este tipo que lo besé?
¿Era como si su cuerpo estuviera dormido pero su mente despierta? ¿O escuchó la conversación que tuve con Hong Ye-seong antes? ¿Solo estaba fingiendo estar dormido? Pero no percibà ninguna señal de eso. ¿Me lo perdà porque estaba distraÃdo? Se sentÃa como si una tormenta se desatara en su cabeza. Entonces, los hombros de Lee Sa-young se sacudieron.
“Pfft…”
‘¿Qué demonios…?’
“¡Jajaja!”
Lee Sa-young comenzó a reÃr en voz alta. Era raro verlo sonreÃr tan brillantemente. Cha Eui-jae solo pudo quedarse atónito. ¿ReÃrse en un momento asÃ? Cha Eui-jae se quitó la mano de la boca y replicó enojado.
“¿No vas a responder? ¿Estabas despierto?”
“Jaja… Oh, en serio.”
Con los ojos entrecerrados como si muriera de diversión, Lee Sa-young se arrastró hacia él. Cha Eui-jae se tensó mientras presionaba su espalda contra el pilar. Lee Sa-young, que se habÃa acercado a cuatro patas, encontró su mirada.
“¿Estaba despierto?”
“…”
“Ni en sueños…”
Sus labios se acercaron al oÃdo de Cha Eui-jae. Su voz lánguida susurró suavemente.
“Solo te estaba probando.”
“…¿Qué?”
Cha Eui-jae lo miró en blanco, con la boca ligeramente abierta. Lee Sa-young, que habÃa bajado la cabeza y se habÃa reÃdo, presionó un ruidoso beso en su mejilla.
“Es bueno que uses máscara… ¿Qué habrÃa pasado si no la tuvieras?”
“Oye, Lee Sa-young…!”
“Todos tus verdaderos sentimientos están…”
“Oye, ugh…”
“Reflejados en tu cara.”
Mientras Lee Sa-young seguÃa besándole la cara —su mejilla, la punta de la nariz, las comisuras de los ojos, la frente— le tomó las orejas y mejillas con ambas manos. Cha Eui-jae agarró las muñecas de Lee Sa-young, apretando los dientes. El rostro impasible que una vez lo sostenÃa habÃa desaparecido hace tiempo. Por eso…
“Eres tan malo para mentir.”
Muach.
“A este ritmo… No puedo dejarte solo.”
Cha Eui-jae dejó escapar un breve suspiro. Vio su reflejo en los ojos violetas divertidos de Lee Sa-young, que mostraban algo desconocido, más que solo reflejarlo como un espejo simple. Una vez más, sus labios se encontraron, y la lengua negra se coló en su boca. Esta vez, Cha Eui-jae no la detuvo.
¿Estaba hipnotizado?
Su cabeza parecÃa derretirse mientras el calor seguÃa aumentando.
‘Ah, en serio…’
Con sus oÃdos cubiertos por las manos de Lee Sa-young, no podÃa escuchar ningún ruido externo, pero los sonidos húmedos y pegajosos resonaban en sus oÃdos, haciéndole cosquillas. Luchando por recomponerse, Cha Eui-jae logró agarrar el cuello de su abrigo. El frÃo cuero se arrugó desordenadamente en su mano.
‘Esto me está volviendo loco…’
Titubeante, envolvió sus brazos alrededor del cuello de Lee Sa-young. Las yemas de sus dedos temblaban. Cha Eui-jae jadeó, abriendo los ojos lentamente. Más allá de sus párpados, Lee Sa-young lo miraba fijamente. Lo que sintió en esos ojos violetas oscuros fue,
‘…Mierda.’
Un deseo claro y vÃvido.
Un escalofrÃo recorrió su columna y su cintura. Era una sensación instintiva, pero el escalofrÃo era diferente a cualquier cosa que hubiera sentido antes. Una mano grande y frÃa le agarró la nuca, y dedos largos recorrieron su cuello. Cha Eui-jae, ahora abrazado por Lee Sa-young, trató de recuperar el aliento. Los labios que habÃan dejado los suyos se movieron hacia su barbilla.
“¿Por qué estás tan tenso…”
La voz baja y ronca de Lee Sa-young sonaba como si viniera de lejos. Cha Eui-jae entrelazó las manos detrás del cuello de Lee Sa-young. El dolor rÃgido lo trajo de vuelta a la realidad, como si finalmente emergiera de estar sumergido bajo el agua.
‘Espera un momento.’
Recordó al chico que solÃa entrelazar sus dedos con los de Cha Eui-jae mientras estaba cubierto de vendas. Incluso cuando gemÃa de dolor, era como si el mundo no tuviera nada más que Cha Eui-jae a quien aferrarse, siempre mirándolo.
‘Ese chico…’
Cha Eui-jae miró la figura oscura que lo sostenÃa. Brazos y cuerpo fuertes abrazaban con firmeza a Cha Eui-jae, que no era pequeño de ninguna manera. Con los ojos medio cerrados, Lee Sa-young estaba concentrado en acariciarle la nuca y el cabello a Cha Eui-jae. Cada vez que sus largas pestañas se agitaban, sus sombras también lo hacÃan. Sus labios, hinchados y rojos por el roce, y el lunar debajo de su labio también.
Al notar la mirada de Cha Eui-jae, Lee Sa-young levantó la cabeza. En ese momento, sus ojos violetas se entrecerraron, y sus labios se movieron hacia los de Cha Eui-jae nuevamente. Cha Eui-jae giró rápidamente la cabeza, haciendo que el beso de Lee Sa-young aterrizara en su mejilla en lugar de sus labios. Una pequeña risa resonó en su oÃdo. Su corazón comenzó a latir con fuerza. Su cuerpo se tensó.
‘¿Esta es la misma persona?’
¿Ese chico, mirándome con una mirada tan llena de deseo? ¿Viendo en mà algo sexual? No tiene ningún sentido.
La repentina sensación de disonancia sacudió a Cha Eui-jae. ¿HabÃan estado separados demasiado tiempo? Lee Sa-young habÃa crecido tanto que Cha Eui-jae ya no podÃa encontrar rastros de su yo pasado, mientras que Cha Eui-jae mismo se habÃa quedado estancado. Y el Lee Sa-young adulto habÃa superado a Cha Eui-jae tanto en altura como en complexión. Y ahora…
Deseaba a Cha Eui-jae.
‘Maldición, algo está muy mal aquÃ.’
Esto no podrÃa haber sucedido a menos que el mundo se hubiera puesto patas arriba. El único deseo que Cha Eui-jae habÃa tenido era convertirse en familia con ese chico. Convertirse en la única familia del otro, vivir juntos, comer juntos, dormir bajo el mismo techo. HabrÃa sido aún mejor si el chico se apoyara en él durante ese proceso.
‘Pero en eso…’
No habÃa ni el más mÃnimo espacio para un contacto sexual en ese deseo. Sus pensamientos se cortaron en el momento en que un cálido aliento rozó su oÃdo. Poco después, un dolor agudo pinchó su lóbulo. Lee Sa-young estaba mordiendo su oreja. En pánico, Cha Eui-jae apartó la mejilla de Lee Sa-young.
“¿Dónde crees que estás mordiendo?”
“¿En qué piensas sin mÃ?”
Cha Eui-jae miró el rostro de Lee Sa-young. TodavÃa habÃa un deseo intenso irradiando de sus ojos. Era tan obvio que incluso alguien tan despistado como Cha Eui-jae podrÃa reconocerlo de inmediato. Bajó ligeramente la cabeza. Estaba desconcertado.
‘¿Cuánto tiempo ha estado mirándome asÃ?’
Por supuesto, antes se habÃan frotado los labios. ¡Pero! Esas fueron situaciones anormales en las que el pensamiento racional era imposible. Una vez fue para calmar a Lee Sa-young cuando hiperventilaba, y luego…
“Hyung.”
Una voz baja cortó su racionalización. Cha Eui-jae levantó la cabeza rápidamente. Lee Sa-young inclinaba ligeramente la cabeza.
“¿En qué estás pensando?”
“…”
¿Qué estoy pensando?
'Que nuestra relación está completamente j*dida, lo que sea que sea ahora.'
Parece que en algún momento presionamos el botón equivocado. Cha Eui-jae tragó las palabras que le habÃan subido a la garganta. No habÃa forma de decir eso mientras estaba abrazado por Lee Sa-young. Si pronunciara esas palabras, la mano que habÃa estado acariciando suavemente su cuello lo atacarÃa en un instante. Por supuesto, Cha Eui-jae no se quedarÃa de brazos cruzados tampoco, pero…
“¿Hm?”
Lee Sa-young le acarició el cabello como instándole a hablar. Cha Eui-jae apenas logró decir algo.
“…Me pregunto si esto está bien.”
“¿Qué está bien?”
“Eh, tú… y… yo. ¿Esto está bien?”
“Entonces, ¿qué exactamente?”
“Ya sabes… este comportamiento.”
Cha Eui-jae apenas logró reprimir sus instintos conservadores y patriarcales, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Pero lo que recibió a cambio fue un bufido.
“Después de hacer de todo, ¿me estás diciendo esto ahora…?”
“¿Qué?”
“De verdad necesitas dejar de pensar tanto, Hyung.”
La mano que habÃa estado acariciando su nuca y cabello ahora le tomó las mejillas. Pellizcando ligeramente sus mejillas, Lee Sa-young hizo que los labios de Cha Eui-jae formaran un puchero mientras murmuraba.
“Con esta cabecita, ¿en qué piensas tanto…?”
Molesto, Cha Eui-jae apartó las manos de Lee Sa-young.
“¿Qué crees que estás haciendo con tu hyung?”
“¿Hyung? Oh…”
Sus ojos violetas brillaron. Era un brillo ominoso. Cha Eui-jae instintivamente se dio cuenta de que algo andaba mal. Desafortunadamente, solo pudo reconocerlo y no corregirlo.
Una sonrisa escalofriante apareció en su pálido rostro. Exhalando suavemente, Lee Sa-young presionó su frente contra la de Cha Eui-jae y luego sacó la lengua negra, mordiéndola ligeramente.
“¿Besas a tu hermano menor?”
Los ojos de Cha Eui-jae se abrieron de par en par. Era lo más sacrÃlego que habÃa escuchado. Antes de que pudiera decir algo, mientras todavÃa estaba en shock, Lee Sa-young continuó murmurando mientras pasaba los dedos por el cabello de Cha Eui-jae.
“No estamos ni siquiera relacionados por sangre, y nunca hemos estado legalmente unidos, asà que ¿qué hermano…?”
“Tú, tú… tú…”
“¿No te dije en el laboratorio… que tu actitud es contradictoria?”
“…”
“De verdad deberÃas pensar en quién soy yo y qué quieres de mÃ. Deja de negarlo.”
“…”
“Y no menciones algo cliché como ‘familia’.”
Con un ligero beso en la punta de su nariz, Lee Sa-young se levantó. Luego, con un movimiento dramático de su abrigo, se dirigió a la habitación y pateó a Hong Ye-seong, que aún estaba envuelto como un capullo en la manta. Kkokko batió sus alas furiosamente, atacando el tobillo de Lee Sa-young.
Solo en el suelo, Cha Eui-jae dejó caer la cabeza entre sus rodillas, que habÃa apoyado con los brazos. Su cara estaba sonrojada.
Comentarios
Por favor sé respetuoso y no hagas PDFs de nuestras traducciones