CapÃtulo 63
8. Donde se siembran frijoles, crecen frijoles
Lee Sa-young llamó a la puerta justo cuando Cha Eui-jae habÃa terminado de lavar los platos, limpiar y preparar todo para el negocio del dÃa siguiente. Era un momento tan perfecto que se preguntó si Lee Sa-young lo habÃa estado observando.
Cha Eui-jae echó un vistazo desde la cocina para revisar la puerta y abrió los ojos con sorpresa al ver la máscara de gas negra flotando en el cristal.
"¿Qué sucede? De repente."
"Tengo algo que decir."
Una respuesta susurrante llegó de vuelta. ¿Iba a pedirle un favor de nuevo? Cha Eui-jae desató los cordones de su delantal, que estaban fuertemente atados, y se dirigió hacia la puerta. Lee Sa-young estaba esperando tranquilamente frente a la puerta para que lo dejaran entrar.
Tan pronto como Cha Eui-jae deslizó la puerta, la figura oscura dio un paso hacia adentro. Sin sentarse, Lee Sa-young dijo:
"¿Has estado alguna vez en Songdo?"
Eso fue todo.
Con una expresión reacia, Cha Eui-jae alternaba su mirada entre el brillante boleto negro, el guante negro que lo sostenÃa y la máscara de gas negra. Cada vez que pensaba que podÃa recibir a este tipo con un poco de afecto, dado su largo tiempo de conocerlo, Lee Sa-young sacaba una bomba de su bolsillo. Además,
'¿Por qué estos boletos negros son tan comunes?'
¿No se suponÃa que eran boletos raros y extremadamente codiciados que valÃan decenas de miles de millones? Los clientes habituales del restaurante de sopa harÃan cualquier cosa por conseguir uno de estos pedazos de papel, pero de alguna manera, tres de ellos habÃan caÃdo en sus manos sin razón aparente.
Cha Eui-jae desvió la mirada del boleto incómodo y cambió de tema.
"¿Por qué viniste tan tarde hoy?"
"¿Hmm?"
Lee Sa-young inclinó ligeramente la cabeza y respondió con sinceridad:
"Me mirarÃas mal si viniera durante las horas de trabajo y arruinara el negocio."
'Maldita sea, ¿por qué lo pone asÃ?'
Cha Eui-jae, que intentaba cambiar de tema, miró al techo.
De hecho, Lee Sa-young tenÃa razón. Si este tipo hubiera venido durante las horas de la cena, habrÃa habido una "ZONA de Lee Sa-young", el servicio de cena habrÃa sido un fracaso y Cha Eui-jae lo habrÃa mirado con recelo, como ahora.
Lee Sa-young murmuró en voz baja, como si no quisiera que Cha Eui-jae lo escuchara.
"Me evitan porque tienen miedo, ¿qué puedo hacer?"
De alguna manera, la máscara de gas que sostenÃa el boleto negro parecÃa desanimada. ¡Aunque las máscaras de gas no tienen expresión!
Las palabras de Nam Woo-jin flotaban como niebla en la mente de Cha Eui-jae. Y los pensamientos continuaban llevando a más pensamientos.
Lee Sa-young, que pateaba a la gente en el callejón; Lee Sa-young, mostrando su lengua negra; Lee Sa-young, apareciendo descaradamente en anuncios de servicio público; Lee Sa-young, como sujeto experimental de Prometeo; Lee Sa-young, cargando mantas y almohadas; Lee Sa-young, sentado solo en las ruinas derretidas por el veneno; Lee Sa-young, quien derritió al maestro de la grieta y preguntó si estaba bien; Lee Sa-young, murmurando con su rostro enterrado en el hombro de J en el fragmento de la grieta...
J lo habÃa salvado, pero ya no era J; ahora, el niño, cuya huella ya no se podÃa encontrar, estaba irremediablemente enredado en medio del caos.
Desde la primera reunión hasta hace poco, Cha Eui-jae habÃa visto a Lee Sa-young como una persona grosera, molesta, rara y loca, que interrumpÃa su pequeña y tranquila vida simplemente por existir. Su primer encuentro fue el peor, y el restaurante de sopa para la resaca, que era relativamente tranquilo, excepto por estar lleno de clientes, comenzó a volverse caótico gracias a Lee Sa-young.
Pero, como dicen, cuanto más conoces, más ves. Involucrándose involuntariamente con Lee Sa-young, Cha Eui-jae aprendió más de lo que esperaba.
"Piensa en ello como una especie de grillete."
¿Era esto lo que él querÃa decir con grillete? ¿Un grillete de conciencia? ¿No tenÃa otra cosa con la que atarme, asà que usó a Lee Sa-young como el medio? Cha Eui-jae estaba comprendiendo profundamente la verdad del dicho de que aquellos con poder son incluso peores últimamente.
'Tengo que reeducar a estos de alto rango... Son demasiado codiciosos...'
Tanto si Lee Sa-young sabÃa o no los pensamientos preocupados de Cha Eui-jae, murmuró de nuevo, esta vez más fuerte:
"¿Sabes lo considerado que soy contigo?"
"SÃ, lo sé."
Cha Eui-jae respondió sin entusiasmo y retrocedió silenciosamente. Pero Lee Sa-young notó incluso ese pequeño movimiento, como un fantasma. Sus ojos brillaron detrás de la máscara de gas.
"¿A dónde vas?"
"¿Eh? A la cocina."
"¿No vas a responder mi pregunta?"
"Tenemos tiempo de sobra. Hablemos con una taza de café. ¿Tomas café?"
A pesar de sus palabras vagas, la atmósfera tensa se suavizó instantáneamente. Lee Sa-young rodó los ojos como si recordara un recuerdo muy antiguo, su mirada permaneciendo en la parte superior izquierda por un largo tiempo. Después de un considerable silencio, murmuró:
"...No lo sé."
¿Qué tipo de respuesta ambigua era esa? Cha Eui-jae, también poniéndose serio, cruzó los brazos y gesticuló:
"...Siéntate y espera un momento."
Sorprendentemente, Lee Sa-young se sentó sin decir una palabra. Después de confirmar que se habÃa quitado la máscara de gas, Cha Eui-jae se quedó en la cocina, perdido en sus pensamientos.
'¿Está bien darle café a esta hora tan tarde?'
Por supuesto, la cafeÃna no afectarÃa el cuerpo de un Despertado de rango S, especialmente no al de Lee Sa-young, pero... hay algo en los sentimientos. Solo mira a los cazadores habituales que beben soju aunque no se emborrachen, insistiendo en tomar más de dos botellas cada vez.
Además, recordando lo que sucedió en la casa de Lee Sa-young, parecÃa que no era un buen dormilón. Como la mayorÃa de los Despertados sensibles de rango S.
No habÃa elección. TenÃa que mostrar su receta definitiva, la que incluso capturaba el exigente paladar de una niña de nueve años de primaria. Cha Eui-jae sacó un paquete negro y miel de acacia del refrigerador. Sosteniendo una cuchara con determinación, su espalda brillaba con luz dorada.
[Rasgo: Batalla Integrada en la Vida (S) activado.]
Después de un rato, Cha Eui-jae colocó con confianza un vaso de papel frente a Lee Sa-young. Lee Sa-young, quien habÃa estado apoyando su barbilla con una mano y tocando su teléfono con la otra, vaciló y preguntó:
"¿Qué es esto?"
"Misugaru."
No cualquier misugaru, sino uno especial hecho con miel y leche blanca fresca que habÃa comprado como refrigerio para Park Ha-eun. Y dado que se servÃa en un vaso de papel desechable, no habÃa preocupación por lavar platos. Cuidando de Lee Sa-young y ahorrando dinero. Dos pájaros de un tiro.
Pero Lee Sa-young, mirando el vaso frente a él, tenÃa una expresión sospechosa.
"¿Y el café?"
"No duermes bien, ¿verdad?"
"..."
Lee Sa-young lo miró fijamente con una expresión extraña. Cha Eui-jae hizo un chasquido con la lengua.
"¿Cómo vas a beber café si ni siquiera duermes bien? Bebe misugaru en su lugar."
Lee Sa-young, dejando el teléfono a un lado y tomando el vaso de papel, murmuró:
"Como si tú también durmieras bien."
"Por eso bebo agua."
"..."
Sin decir nada más, Lee Sa-young obedientemente se quitó la máscara de gas y la colocó sobre la mesa. Luego, después de inspeccionar nuevamente el lÃquido en el vaso, comenzó a beber el misugaru.
N/T: Misugaru: Bebida tradicional coreana que se prepara a partir de una mezcla de varios granos molidos, como arroz, cebada, sésamo, frijoles y otros cereales. Se mezcla con agua o leche y se suele endulzar con azúcar o miel. Es conocida por ser una bebida nutritiva y refrescante, rica en fibras y vitaminas, y a menudo se consume como un refrigerio saludable o incluso como sustituto de una comida ligera.
Cha Eui-jae se sentó frente a él, bebiendo agua mientras observaba su rostro. Lee Sa-young lamió sus labios con su lengua negra y parpadeó. Sus largas pestañas revoloteaban con el movimiento.
"De todos modos. ¿Has estado en Songdo?"
Recordando el boleto que habÃa escondido en su manta, Cha Eui-jae negó con la cabeza.
"No."
HabÃa viajado por todo el paÃs como J, pero sorprendentemente nunca habÃa estado en Songdo. Y tampoco tenÃa intención de ir en el futuro. Después de dejar el vaso de papel vacÃo, Lee Sa-young apoyó su barbilla en una mano.
"Eso es perfecto. DeberÃas ir esta vez."
"¿A Songdo? ¿Por qué?"
"Va a haber mucho ruido por todos lados estos dÃas."
Hizo un gesto hacia la pared repleta de fotos y pósteres autografiados. SerÃa extraño decir que no habÃa oÃdo hablar de ello. Intencionadamente indiferente, Cha Eui-jae respondió:
"¿La Exposición de Artesanos o lo que sea?"
"SÃ, esa."
"¿Por qué irÃa allÃ?"
"Para una cita."
"¿Está el misugaru estropeado o qué te pasa, pedazo de mierda...?"
Sin importar la expresión de disgusto de Cha Eui-jae, Lee Sa-young continuó sin vergüenza.
"Es una propuesta de cita que vale decenas de miles de millones."
Hizo un gesto hacia el boleto que habÃa colocado ordenadamente sobre la mesa. Pero para Cha Eui-jae, quien tenÃa boletos valorados en unos cien mil millones de wones escondidos en su manta, no le parecÃa una gran propuesta de cita.
No habÃa razón para ir y muchas razones para no hacerlo. Cha Eui-jae suspiró profundamente y sacó su escudo más grande y resistente.
"No tengo tiempo para ir a Songdo. Tengo que manejar el negocio."
"Solo di que llevas a tu abuela al hospital y cierra por un dÃa. Solo necesitas ir a la Exposición de Artesanos de todos modos."
Lee Sa-young tenÃa una respuesta inmediata, sin vacilar, como si hubiera anticipado esta conversación y preparado preguntas y respuestas por adelantado. Lee Sa-young sonrió con tranquilidad.
"Solo di que la abuela está enferma, ¿qué van a hacer al respecto?"
"Usando a la abuela como excusa..."
"Si realmente te preocupa, haré que Choi Go-yo la lleve al hospital. ¿Qué sigue?"
Afortunadamente, parecÃa que Choi Go-yo se habÃa recuperado bien. Dado que ya habÃa pasado bastante tiempo desde el incidente en el puerto de Incheon, era comprensible. Cha Eui-jae sacó su segundo escudo.
"¿Cómo va a entrar un cazador de rango D a la Exposición de Artesanos? ¿Qué pasa si preguntan de dónde saqué el boleto?"
"Eso también está cubierto."
Lee Sa-young rebuscó en su inventario y luego colocó una máscara de gas nueva al lado del boleto. En la vieja mesa verde desgastada ahora habÃa dos máscaras de gas y varios miles de millones de wones en boletos alineados ordenadamente.
'¿Esto es lo que se siente la disonancia cognitiva?'
Cha Eui-jae estaba confundido, igual que el dÃa que vio por primera vez el anuncio de servicio público de Lee Sa-young en la televisión. El propio causante de todo este caos, Lee Sa-young, continuó con tranquilidad.
"Puedes ponerte esto y presentarte como un miembro del equipo de secretarios del Gremio Pado."
"...¿Quieres que use esto?"
"Es obligatorio que los secretarios me acompañen cuando hago trabajos de campo, asà que no es tan raro. La gente simplemente pensará que es normal."
Pero, ¿no serÃa extremadamente llamativo ver a dos personas con máscaras de gas caminando juntas? Incluso Cha Eui-jae se girarÃa a mirar si viera a dos personas con máscaras de gas caminando por la calle.
A estas alturas, Cha Eui-jae estaba debatiendo si echar a Lee Sa-young a patadas o rechazarlo de manera más diplomática. Mientras lo meditaba, Lee Sa-young, quien habÃa estado apoyando su barbilla en las manos y mirándolo fijamente, habló de nuevo.
"Oye, hyung."
"¿SÃ?"
"¿Puedo preguntarte una cosa?"
"¿Qué es?"
"Cuando fuiste al Gremio Seowon."
Lee Sa-young preguntó con una suave sonrisa:
"¿Qué te dijo ese bastardo de Nam Woo-jin?"
"..."
"¿Por qué estás siendo tan amable conmigo hoy?"
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