CapÃtulo 293
29. El final programado
Esta vez la muerte no fue dolorosa. Bueno, tal vez.
Eui-jae se encontraba en un vacÃo oscuro. Un lugar donde no habÃa nada. Extendió sus dos manos. Bien, parece que su vista habÃa vuelto a la normalidad ya que puede ver sus manos. Eui-jae acarició la cicatriz que quedaba en su palma. Una cadena dorada ondulaba sobre la cicatriz.
El contrato aún es válido. Tanto yo como Lee Sa-young seguimos vivos.
"......"
Sin embargo, no podÃa hacer nada. No podÃa abrir el inventario, ni invocar la ventana del sistema, ni mover su cuerpo libremente. Lo único que podÃa hacer era flotar a la deriva en el vacÃo. Finalmente, Eui-jae comenzó a pensar en lo que habÃa estado evitando.
'Gracias a haber estado constantemente junto a Lee Sa-young, parece que he evitado una muerte completa, pero...'
En realidad, pensó que podrÃa volver al mundo original al morir. Este es el Memorial Dungeon, los recuerdos de una persona muerta deberÃan terminar aquÃ. Sin embargo, Eui-jae, lejos de regresar, estaba vagando por un lugar extraño.
'¿Será un error?'
¿Se suponÃa que debÃa morir aquà originalmente? La última vez, creo que me encontré con Hong Ye-seong en un lugar como este.
'No podrá venir...'
Al recordar la última imagen de Hong Ye-seong, se sintió abrumado. Eui-jae cerró los ojos y se encogió. ¿Qué estarÃa haciendo Lee Sa-young? Él no apareció hasta el momento en que Cha Eui-jae dejó de respirar, cubierto por monstruos. Aunque probablemente estuvo observando todo el proceso hasta que dejó de respirar.
'Realmente es despiadado...'
......
Extrañaba a Lee Sa-young.
HacÃa mucho tiempo que no veÃa su rostro. No era suficiente con solo tocarlo. QuerÃa ver a Lee Sa-young con sus dos ojos sanos...
En ese momento.
Tic, tac, se escuchó el sonido de las manecillas de un reloj girando. Eui-jae levantó la cabeza de golpe. Un enorme reloj apareció en el vacÃo negro. TenÃa la misma forma que el reloj de pulsera roto. Las manecillas del reloj comenzaron a girar rápidamente. Instintivamente, se dio cuenta.
'¡El tiempo...!'
Está retrocediendo. Una luz dorada expulsó el vacÃo. Eui-jae cerró los ojos.
Abrió los ojos.
Cenizas blancas flotan en el aire.
Eui-jae parpadeó lentamente. Frente a sus ojos se extendÃa un páramo blanco como la nieve. Una vista familiar. Eui-jae extendió sus dos manos.
No habÃa cicatrices.
Apresuradamente, se tocó la cara. Una máscara lisa cubrÃa su rostro.
En ese momento, la voz de alguien resonó claramente.
"Es la primera vez que veo una grieta asÃ."
Era una voz familiar. Más precisamente, una voz inolvidable. Eui-jae miró hacia donde provenÃa la voz. Una cazadora de pelo corto con un arco estaba examinando las cenizas del suelo con sus dedos.
"Realmente no hay nada aquÃ. No se ha formado ningún ecosistema."
La cazadora de pelo corto estaba muy interesada en los ecosistemas de las grietas. Dijo que antes de que el mundo se volviera asÃ, trabajaba en el Servicio Forestal. Siempre sentÃa curiosidad por los diferentes entornos en cada grieta y mazmorra.
El cazador musculoso se acercó a la cazadora de pelo corto y preguntó:
"¿No crees que el equipo de avanzada ya se encargó de todo?"
"Ah, no lo entiendes... En un ambiente como este, nada puede vivir. No hay agua potable, ni criaturas que puedan servir de alimento, ni siquiera una brizna de hierba."
"Entonces, el equipo de avanzada..."
"Es muy probable que hayan muerto. Nosotros tampoco deberÃamos quedarnos aquà mucho tiempo. Moriremos de inanición."
Ella lo dijo con firmeza. Todos guardaron silencio. Eui-jae apretó sus manos temblorosas. Aunque su mente lo habÃa olvidado, su cuerpo lo recordaba.
Esto era justo después de entrar en la grieta del Mar del Oeste.
'No quiero.'
"Además, la ruta de escape ha desaparecido..."
'¡No quiero!'
"Será mejor avanzar lo más rápido posible, J."
'No quiero...'
Sin embargo, su boca se movió automáticamente.
"Lo tendré en cuenta."
Aunque su objetivo superficial era buscar y rescatar supervivientes, el verdadero propósito era recuperar restos humanos. J también lo sabÃa, aunque no habÃa perdido la última esperanza.
Pero incluso esa esperanza estaba cubierta por las cenizas blancas.
Un brazo musculoso rodeó el hombro de J.
"¡Pero al menos tenemos a J con nosotros!"
El cazador musculoso tenÃa la habilidad de manipular la tierra, más especÃficamente, excavarla. Aunque era de rango B, al no ser una habilidad directamente relacionada con el combate, solÃa colaborar con empresas constructoras. ¿Cómo lo llamaban? Ah, sÃ, "la pala humana". Él mismo lo decÃa.
J miró hacia atrás. La entrada por la que habÃan entrado ya habÃa desaparecido sin dejar rastro.
No podÃan regresar. Tampoco podÃan escapar.
"Entonces... ¿qué hacemos?"
Todas las miradas se dirigieron hacia él. Era el momento de responder. Y el momento de asumir la responsabilidad por las vidas de todos. Su voz modulada fluyó naturalmente. Su cuerpo lo recordaba: las palabras que habÃa dicho, las acciones que habÃa tomado, todo.
"Aseguremos primero la seguridad de esta área y establezcamos un campamento base. Una vez instalado, comenzaremos la búsqueda. Dividámonos en dos equipos."
Pronunció los nombres de quienes estaban bajo su responsabilidad. Antes de entrar en la grieta, habÃa memorizado los nombres de todos sus compañeros...
Numerosas escenas pasaron por su mente como un panorama: recuerdos llenos de lagunas, mezclados caóticamente, y fragmentos aislados que permanecÃan.
Los recuerdos que él mismo habÃa bloqueado comenzaron a resurgir uno por uno.
La primera comida ruidosa. "Hagámoslo bien, terminemos rápido y salgamos", dijeron mientras chocaban los vasos de agua y compartÃan saludos. Las incómodas noches para dormir. J no pudo conciliar el sueño debido a los sonidos de movimiento, crujidos y ronquidos.
Al dÃa siguiente, comenzaron oficialmente la búsqueda.
1 dÃa, no encontraron nada. No importa. Hay mucho tiempo.
2 dÃas, no encontraron nada. No importa. Hay mucho tiempo.
3 dÃas, no encontraron nada. No importa. Hay mucho tiempo.
1 semana, no encontraron nada. No importa. Hay mucho tiempo.
2 semanas, no encontraron nada. No importa. Aún no.
20 dÃas, no encontraron nada. No importa.
35 dÃas, encontraron los restos del equipo adicional que habÃan enviado. No habÃa sobrevivientes. La comida escaseaba. No habÃa salida.
No hubo tiempo para lamentar la muerte de alguien querido. J no podÃa permitirse estar triste. TenÃa que hacerse responsable de las personas. Tal vez, tampoco tenÃa el valor de enfrentarse a la muerte de su tÃa.
Aunque encontraron restos humanos, no lograron hallar al dueño de la grieta. A este paso, ni siquiera podrÃan salir con los restos; morirÃan atrapados dentro de la grieta. A medida que pasaban los dÃas, las palabras entre las personas disminuÃan. Reaccionaban con sensibilidad incluso ante las cosas más insignificantes.
En algún momento, su propósito cambió: ya no buscaban sobrevivientes, sino que luchaban por su propia supervivencia. Las personas removÃan las cenizas blancas en busca de algo para comer. Buscaban una brizna de hierba, una gota de agua. Porque incluso las provisiones que habÃan traÃdo en abundancia tenÃan un lÃmite.
Alguien debió haberlo pensado.
Que habÃa demasiadas personas en comparación con la cantidad de comida disponible.
Un dÃa, alguien dijo que habÃa encontrado el mar. J, junto con otras cuatro personas, se dirigió hacia allÃ. Lo que encontraron fue una playa cubierta de cenizas blancas y un mar con cenizas flotando en su superficie. Al apartar las cenizas, probaron un sorbo de agua. J también bebió un poco bajo su máscara. No tenÃa olor, pero sabÃa horrible. "Uf", alguien hizo una arcada. La cazadora de pelo corto negó con la cabeza.
"No se puede usar como agua potable."
Alguien bromeó:
"Si se lo damos a alguien que no se despierta ni muerto, seguro que se despertará."
Unas risas aburridas resonaron. Alguien murmuró:
"Bueno, al menos podrÃamos usarla para lavar la ropa."
J creyó ver algo nadando bajo el mar cubierto de cenizas. Probablemente era una ilusión. En un mar muerto como ese, no podÃa haber vida.
Los alimentos comenzaron a agotarse. Ya no habÃa suficiente para repartir equitativamente entre todos. J redujo su ración, pero aun asà no era suficiente. Alguien tenÃa que pasar hambre. Decidieron turnarse para hacerlo.
Un grito estalló. ¿Y ustedes se atreven a llamarse humanos? Un cazador musculoso agarró a alguien por el cuello y lo sacudió. Ese dÃa, un equipo que salió con cuatro personas regresó con tres. ¿Adónde fue la cuarta?
El olfato de los Despiertos es agudo. Se percibÃa un olor a carne asada, algo que no se habÃa sentido en mucho tiempo, mezclado con el hedor a sangre. Era un olor repugnante… Alguien gritó.
"¡No habÃa otra opción! ¡No quiero morir de hambre sin hacer nada!"
"J. Antes de que haya otra vÃctima…"
Una voz grave lo llamó. J asintió. Unos ojos inyectados en sangre lo miraron. Una boca brillante gritó: "¡Inútil! ¿De qué sirve ser un héroe si no es capaz de proporcionar alimentos?"
Ese dÃa, J manchó su lanza con sangre humana.
Durante la comida reinaba el silencio. Solo se escuchaba el ruido de las latas siendo abiertas. J calculaba las provisiones restantes; no durarÃan mucho. Estaba seguro de que algo similar volverÃa a suceder pronto. Entonces, ¿qué harÃa la próxima vez? ¿TendrÃa que manchar su lanza de nuevo? El nauseabundo olor a carne asada no se iba de su nariz.
Extrañaba a su tÃa. Extrañaba al chico.
Cha Eu-jae bajó la cabeza.
QuerÃa regresar. A casa.
Un monstruo blanco apareció.
Lo mataron.
La comida escaseaba.
Tras una larga discusión, decidieron comerse al monstruo. Era mejor que comerse a uno de sus compañeros. Una cazadora de cabello corto y desaliñado comentó:
"¿No hemos comido todos un monstruo al menos una vez? PodrÃa no ser tan malo como parece."
"¿Creen que también podamos beber su sangre? No es roja… Es medio translúcida."
"Eso no lo sé. Tendremos que probar."
La sangre no tenÃa ningún sabor, pero era bebible, más o menos aceptable.
Un monstruo blanco apareció.
Lo mataron.
La comida escaseaba.
Decidieron comerse al monstruo. Era mejor que comerse a uno de sus compañeros.
……
Un dÃa, J se dirigió al mar muerto para limpiar lo que estaba pegado en su lanza. Al remover las cenizas blancas que flotaban, su reflejo apareció en la superficie ondulante del agua.
Cabello gris ceniza.
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