CapÃtulo 295
29. El final programado
Vine a buscarte.
Me tomó un tiempo entender el significado de las palabras. Eui-jae murmuró lo que acababa de escuchar. Vine a buscarte. Vine a buscarte.... La persona detrás del abrigo esperó pacientemente. Finalmente, Eui-jae comprendió que habÃan venido a buscarlo. Eui-jae preguntó:
"¿Por qué?"
"Porque te necesito."
Entendió rápidamente la palabra "necesitar". Debe haber aparecido un monstruo. Eui-jae asintió y tanteó el suelo. No estaba la lanza. Lo recordó tardÃamente. Cierto. HabÃa desaparecido. ¿No tenÃa una espada? El colmillo del basilisco estaba clavado en la cabeza de la serpiente.
Está bien. Puedo pelear lo suficientemente bien con mis puños....
Una mano grande cubrió la mano que tanteaba el suelo.
"¿Qué estás haciendo?"
"Buscando un arma."
"¿Por qué?"
"Dijiste que me necesitabas."
La mano que cubrÃa el dorso de su mano se tensó. ¿No es esto? Su cabeza aún se sentÃa mareada. Pero si me necesitan, ¿no es esto lo único que tengo? Eui-jae miró la máscara de gas.
"...¿No es esto?"
"No lo es."
"¿Entonces qué es?"
Haa, se escuchó un suspiro desde detrás del abrigo. Eui-jae cerró los ojos. Estaba familiarizado con ese tipo de suspiro. PodÃa anticipar las palabras que seguirÃan. ¿Asà que este es el héroe?, actuando todo noble por tu cuenta, nos haces parecer personas extrañas, me arrepiento de haber confiado en ti, dicen que eres el número uno pero no eres gran cosa....
Sin embargo, quien suspiró no añadió nada más. En su lugar, le dio unas palmaditas en el dorso de la mano.
"No lo necesitas."
No lo necesitas.
Sintió como si su corazón se hundiera. Aunque ya lo sabÃa, escucharlo en palabras era diferente. Eui-jae asintió levemente.
"...Supongo que es asÃ."
¿Cómo podrÃa necesitar a alguien que ni siquiera pudo cumplir con sus responsabilidades? Eui-jae se resignó. Probablemente todo esto sea un sueño o una ilusión. TenÃa que serlo. Solo asà podrÃa soportar el tiempo que le quedara, sin saber cuánto serÃa. No debÃa acostumbrarse a la voz y el calor de otra persona.
Cuando la ilusión desapareciera, llegarÃa el silencio, y él se quedarÃa solo.
Eui-jae rascó el suelo manchado de sangre mientras retiraba su mano. Sin embargo, la mano que cubrÃa el dorso de la suya lo siguió. PodÃa sentir el calor tibio y su peso. Como si le dijera que no era una ilusión.
"......"
Una voz somnolienta preguntó:
"¿A dónde intentas ir?"
"No voy a ninguna parte."
"¿Por qué?"
"Tengo que quedarme aquÃ."
"¿Por qué?"
"No hay salida."
"Si no hay camino, debes buscarlo. No te quedes sentado aquÃ."
"Tengo que estar junto a esta gente."
La tela negra bloqueaba su vista, impidiendo que viera los cadáveres. Necesitaba verlos. Eui-jae intentó apartar la tela negra, pero algo como una mano presionó firmemente su coronilla.
"¿'Personas'?"
"......"
"Hmm, no se ven como personas para mÃ."
Quienquiera que fuera, tenÃa el don de decir solo la verdad. Tiene razón. Todos están muertos. Lo que queda son sangre y huesos, trozos de carne irreconocibles, brazos y piernas cortados. Eui-jae respondió con la cabeza agachada:
"Eran personas."
"Hmm.... Tiempo pasado. ¿Cómo terminaron asÃ?"
"Todos murieron. Por mi culpa."
"¿Por qué?"
"Porque dejé mi puesto."
Se escuchó un suspiro de desaprobación. Eui-jae se preparó una vez más para las palabras que seguirÃan, pero nuevamente, esas palabras no llegaron. En su lugar, vino otra pregunta.
"Ah... Ya veo. ¿Eran personas sin capacidad de lucha? ¿Estaban heridos?"
"Eran personas que podÃan realizar combates básicos."
"Entonces... ¿no es por la falta de habilidad de esas personas?"
Eui-jae negó con la cabeza, incluso con ella presionada. Si él hubiera regresado un poco antes. Si hubiera protegido el campamento. Si no se hubiera ido en primer lugar. Mientras atravesaba monstruos con su lanza, los cortaba con su espada y los aplastaba con sus puños, pensaba. Lo pensó innumerables veces. La conclusión era una sola. Arrepentimiento.
"Eran personas que yo podrÃa haber salvado."
"Si lo pones asÃ, no tiene fin.... ¿Intentas salvar a todas las personas del mundo? ¿Vas a hacer esto cada vez que fracases, te sentarás junto a esas personas?"
"......"
"¿Crees que eso es posible?"
"Sé que es imposible."
"¿Entonces por qué estás asÃ?"
"Porque esto es mi culpa."
"Ah.... Bien, tonterÃas. Hablemos de otra cosa."
La mano que presionaba su cabeza se retiró. Otra cosa. Parece que quiere seguir conversando.
Eui-jae apoyó su mejilla en su rodilla levantada, manteniendo la cabeza baja. Es gracioso. Pensaba que ya estaba acostumbrado a estar solo, pero su estado de ánimo mejoró solo por hablar un poco con alguien que ni siquiera conocÃa. Extrañamente se sentÃa animado.... Alguien preguntó:
"¿Cuánto tiempo has estado aquÃ?"
"No lo sé."
"¿No llevaste la cuenta de los dÃas?"
Eui-jae dobló sus dedos.
"...Conté hasta un año. Después de eso..."
"Bien, esto tampoco es bueno. Hablemos de otra cosa."
Los temas cambiaron rápidamente, pero era agradable. PodÃa pensar en más cosas y olvidar el dolor mientras tanto. Alguien preguntó de nuevo:
"¿Hay algo que te guste?"
"¿Algo que me guste?"
"SÃ.... Como tortilla de huevo. O los niños o algo asÃ. O la sopa para la resaca."
"......"
Todos eran ejemplos aleatorios. La tortilla de huevo y los niños, está bien, pero ¿por qué mencionó la sopa para la resaca? Eui-jae pensó profundamente. Lo primero que le vino a la mente fue su tÃa. Sin embargo... no podÃa atreverse a mencionarla en el lugar donde murió. Si pensaba más, probablemente comenzarÃa a llorar, asà que finalmente dio una respuesta inesperada.
"Um, ¿cigarrillos...?"
"......"
Alguien guardó silencio. Parece que no era una respuesta apropiada. Por supuesto que no lo serÃa. Pensará que soy un fumador empedernido. No queriendo pensar más profundamente, Eui-jae añadió casualmente:
"Hace tiempo que no fumo."
"Supongo que sÃ… ¿Cuándo fue la última vez que fumaste?"
"Antes de entrar aquÃ."
"¿Cuándo empezaste a fumar?"
"Tan pronto como me hice adulto."
"¿Cuántos años tienes ahora?"
"Veinte años."
"Ha, qué descarado."
"¿Cuántos años tienes tú?"
"Al menos soy mayor que tú."
"No pareces mucho mayor."
"Digamos que somos similares. ¿Hablamos de otra cosa?"
Parece que cambiaba de tema cuando estaba en desventaja. Eui-jae soltó una risita. Se escuchó un ruido de movimiento. Algo grande tocó la espalda de Eui-jae. Parece que se sentó detrás de él, espalda a espalda. Sus dedos se encogieron un poco ante el calor desconocido. Alguien susurró desde detrás:
"Esta vez.... SÃ, hablemos de esto."
"......"
"¿No hay nadie a quien hayas salvado?"
La vida de un héroe era una serie de fracasos. Una vida más ocupada en matar que en salvar vidas. Algunas personas decÃan que gracias a él, los daños se redujeron. Que pudo salvar a la gente. Pero J, Cha Eui-jae, querÃa salvar a las personas con sus propias manos. En lugar de sentir cómo se desvanecÃa la vida, querÃa sentir cómo se prolongaba.
El pequeño sonido de un corazón latiendo.
El sonido del corazón se fundÃa desde la espalda de la otra persona que tocaba su espalda. Era el sonido del corazón de otra persona que escuchaba después de mucho tiempo. Eui-jae respondió mientras prestaba atención a esta prueba de vida:
"SÃ, hay alguien."
"¿Qué tipo de persona?"
Eui-jae se apoyó un poco más en la espalda que tocaba la suya....
"...Un niño. Todo su cuerpo se derritió por veneno. No puede ver, y dañó sus cuerdas vocales, asà que no puede hablar."
"Sufrió mucho daño."
"Al principio me pregunté si estaba bien salvarlo asÃ. Pensé que podrÃa ser mi propio egoÃsmo."
"......"
"Pensé que tal vez... serÃa mejor dejar que su vida terminara sin dolor. Tal vez el niño querÃa morir."
El niño no podÃa dormir sin analgésicos. Cada vez que cambiaban sus vendajes, se retorcÃa y gritaba de dolor con voz ronca. Cuando desinfectaban su piel derretida y desinfectaban sus vendas, tenÃan que amordazarlo. Apretaba los dientes tanto que parecÃan que se romperÃan.
Alguien preguntó:
"¿Te arrepientes?"
Por favor, sálvame. El niño que solo podÃa mover los labios sin emitir sonido. En realidad, tal vez eso no era una súplica para ser salvado. Quizás malinterpretó como una súplica lo que era solo un intento desesperado por respirar.
Aun asÃ.
"...No."
Cha Eui-jae no se arrepiente. Pueden llamarlo egoÃsta si quieren. Esto era lo único a lo que no podÃa renunciar. Eui-jae respondió con voz clara:
"Ese niño es mi único éxito."
"......"
"No hay forma de que me arrepienta."
Se escuchó una risa baja desde detrás. Los hombros y la espalda que tocaban los suyos se sacudÃan. Se sentÃa extraño. ParecÃa que hacÃa mucho tiempo que no escuchaba a alguien reÃr. Poco a poco, la risa cesó.
Una voz con un toque de risa preguntó:
"Entonces.... ¿Seguirás salvando gente?"
"SÃ."
"¿Incluso si vuelve a ocurrir algo asÃ?"
Eui-jae levantó la tela negra que bloqueaba su propia vista. PodÃa ver la sangre roja y los huesos que no querÃa ver. Eran las personas que no pudo salvar. Eui-jae respondió mientras miraba el paisaje que habÃa visto innumerables veces:
"Lo haré."
"¿Por qué?"
Eui-jae cerró los ojos lentamente y los volvió a abrir.
"Yo..."
"......"
"Me gusta salvar a las personas."
"......"
"Continuaré haciéndolo. Mientras tenga un único éxito."
Haa, se escuchó un suspiro desde atrás. Ya no temÃa los suspiros. SabÃa que quien estaba detrás no dudarÃa de él. El calor que tocaba su espalda se alejó. Se estaba levantando.
"...Está bien."
Una voz con un toque de risa se escuchó desde arriba de su cabeza.
"Asà eres tú."
Whoosh, la tela negra que bloqueaba su vista desapareció. Su visión se volvió blanca por un momento, y luego se tiñó de rojo. Eui-jae miró directamente el charco de sangre roja sin evitarlo. Alguien estaba de pie justo detrás de él.
"Entonces.... Nos vemos luego, hyung. La próxima vez..."
Una mano negra se posó sobre su hombro. Un dedo Ãndice le hizo cosquillas en la oreja y se retiró. Un susurro cariñoso rozó su oÃdo.
"Ven a buscarme tú primero. Como solÃas hacer."
Eui-jae giró la cabeza rápidamente. Sin embargo, quien fuera ya habÃa desaparecido sin dejar rastro. Como siempre lo hacÃa. Eui-jae miró aturdido el espacio vacÃo. Estaba solo de nuevo.
Pero no se sentÃa solo.
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