CapÃtulo 332
34. Cuenta atrás
El apocalipsis, enfocado en su objetivo, no se movió de inmediato. Al parecer, destruir un mundo entero requerÃa tiempo de preparación.
Además, “eso” parpadeaba de vez en cuando. Cuando cerraba los ojos y se convertÃa en un agujero negro, no solo se detenÃa el proceso de blanqueamiento, sino que tampoco ocurrÃan fenómenos de mutación. Los cazadores agotados aprovechaban ese momento para descansar y planear para el siguiente agujero blanco...
Frente al Gremio Pado.
“¡Por favor, hagan bien la fila~!”
“¡Todos podrán entrar, asà que no se cuelen! ¡Si se cuelan, no serán admitidos! ¡Estamos observando!”
Los cazadores gritaban con las manos en forma de megáfono. Eui-jae se ajustó la gorra de béisbol y subió aún más la mascarilla negra, mirando de reojo al lado. Haeun le tomaba de la mano y balanceaba sus brazos hacia adelante y atrás. ParecÃa aburrida. En el auricular, se escuchaban voces apresuradas.
―...Debemos completar la evacuación de los residentes antes de que se convierta en White Hole.
―Quedan 53 minutos de duración estimada del agujero negro.
―Evacuación completada de los residentes cerca de la mazmorra subterránea de Guro-dong...
Después de que el White Hole abrió los ojos por completo, se decretó el cierre de escuelas cerca de la mazmorra de invasión. En los buzones se depositaron comunicados indicando la ubicación de los refugios. Por suerte, Haeun y la abuela fueron asignadas al refugio del Gremio Pado, y un extraño hombre con gafas de sol se llevó primero a la abuela, que tenÃa movilidad reducida. Seguramente fue cosa de Minggijeok.
‘Tendré que agradecerle cuando lo vea.’
Eui-jae miró de reojo al cielo. El remolino en el cielo seguÃa oscuro. En ese momento, Haeun tiró de su mano.
“TÃo.”
“¿SÃ?”
“Me duelen las piernas.”
Haeun se dio golpecitos en las piernas. Después de esperar de pie más de 30 minutos, era normal que le dolieran. Eui-jae se agachó dándole la espalda a Haeun. Ella rápidamente le rodeó el cuello con los brazos y se subió a su espalda. Una risa traviesa resonó en sus oÃdos.
“Jeje. TÃo, eres el mejor.”
“No estás fingiendo, ¿verdad?”
“¡No! ¡De verdad me dolÃa!”
“Vale, vale.”
“TÃo, estoy aburrida. ¿Cuándo entramos?”
“No lo sé...”
Eui-jae asomó la cabeza para ver el frente de la fila. ParecÃa que revisaban uno a uno los comunicados y las identificaciones. Asà se tardarÃa mucho. Eui-jae se encogió de hombros.
“Tendremos que esperar un poco más.”
“Ugh.”
“No hagas ruidos raros, y ya que estás en mi espalda, aprovecha para dormir un poco.”
“No puedo dormir, hay mucho ruido...”
Haeun empezó a balancear las piernas como si pateara. Eui-jae se apartó para que no golpeara a nadie delante o detrás.
“Park Haeun, no patees. PodrÃas golpear a alguien. ¿Eso te enseñó tu maestro?”
“No...”
Haeun hizo un puchero y escondió la cara en su hombro. Eui-jae suspiró suavemente. Haeun no era la única niña que se quejaba. Por todas partes, los padres intentaban calmar a sus hijos. Si uno lloraba, otros le seguÃan y pronto estallaba el llanto. El sonido de los niños llorando trajo recuerdos enterrados.
Padres.
Los recuerdos de sus padres permanecÃan como fragmentos.
‘¡Corre!’
La mano que lo empujaba.
‘¡Eui-jae, corre!’
La voz como un grito.
‘¡Rápido, corre! ¡Rápido!’
El apremio que azotaba sus piernas.
“...¡Rápido, tÃo!”
“¿Eh?”
Una leve fuerza tiró de su cabello. Eui-jae volvió en sà de golpe. Haeun, que le habÃa tirado del pelo, señalaba al frente.
“¡Hay sitio adelante!”
“Ah, sÃ, claro.”
Eui-jae saludó con la cabeza a la persona detrás y avanzó lo que permitÃa el espacio libre. Haeun, jugando con el cabello bajo la gorra, acercó la mejilla a su oÃdo y susurró.
“TÃo.”
“¿SÃ?”
“Tienes el pelo muy blanco.”
“...”
“Habrá que volver a teñirlo, ¿verdad?”
“...Supongo.”
“¿Recuerdas que yo te lo dije?”
“SÃ, eres la mejor, Haeun.”
Al parecer, le alegró que le dijeran que era la mejor, porque Haeun empezó a tararear una canción y a moverse inquieta. Eui-jae rezó para que Haeun no notara el sudor frÃo.
Cha Eui-jae se colocó frente al espejo una vez al dÃa. Observaba el color de su cabello, revisaba desde la punta de los dedos hasta los pies, y abrÃa la boca para ver si alguna parte del interior se ha vuelto blanca.
¿Qué pasa si muto?
¿Me convertiré en algo como los monstruos que he estado matando?
Las preguntas sin respuesta siempre terminaban en una sola.
Si me convierto en monstruo, ¿alguien podrÃa matarme?
‘Si nadie puede matarme...’
En ese momento, una sensación escalofriante le aplastó la cabeza. Mientras todos miraban al suelo o al móvil, solo Eui-jae levantó la cabeza.
El agujero negro sobre su cabeza empezaba a iluminarse poco a poco. La oscuridad se disipaba y una luz blanca lo inundaba todo. Eui-jae bajó a Haeun de su espalda para volver a cargarla en brazos. Haeun parpadeó.
“¿TÃo...?”
Ruido mezclado en el auricular.
―¡Emergencia! ¡Emergencia! ¡El White Hole se está abriendo más rápido de lo esperado!
―Los cazadores que estén evacuando deben enfrentarse a los monstruos...
―¡La seguridad de los civiles es la máxima prioridad!
Eui-jae asomó la cabeza para ver el frente de la fila. Aún faltaba mucho para entrar al refugio. Los cazadores que ayudaban con la entrada también parecÃan haber notado algo y conversaban con rostros serios.
“¿Qué pasa, tÃo?”
“Espera un momento, Haeun.”
Por todos lados donde caÃa la luz blanca, se empezaba a sentir la presencia de monstruos. Eui-jae protegió la cabeza de Haeun y observó alrededor. Si se movÃa imprudentemente, aquello se convertirÃa en un caos.
‘Pelear cargándola serÃa demasiado peligroso.’
Pero tampoco podÃa dejar sola a Haeun. Los monstruos empezaban a moverse poco a poco. Instintivamente, se dirigÃan hacia los lugares con más vida.
Justo aquÃ.
Eui-jae salió corriendo de la fila. Observó uno a uno los rostros de las personas en la fila. Por si acaso habÃa alguien conocido. Alguien en quien pudiera confiar.
Y entonces, las viejas zapatillas de Eui-jae se detuvieron frente a un hombre corpulento.
“¡Profesor!”
El hombre, sorprendentemente parecido a Bae Wonwoo, era el profesor de taekwondo de Haeun. El profesor, que miraba el móvil, abrió mucho los ojos.
“¿Haeun? Y...”
“¡Soy el tÃo de Haeun! ¿Va a entrar al refugio del Gremio Pado?”
“¿Eh? SÃ, sÃ, pero...”
“Perdón, ¿puede llevar a Haeun adentro?”
“¿Yo? ¿Y usted...?”
“¡TÃo!”
“Yo...”
No habÃa tiempo. Eui-jae calmó a Haeun dándole palmaditas en la espalda.
“Es urgente. Haeun, adentro estará la abuela. Entra con tu profesor, ¿sÃ?”
“¡No! ¡Quiero ir contigo, tÃo!”
“Lo siento, Haeun. Tengo que irme.”
“¡Nooo! ¡Siempre haces lo mismo! ¡Siempre nos dejas a la abuela y a mÃ!”
Haeun pataleaba y forcejeaba. Eui-jae, temiendo lastimar sus pequeños puños, la apartó con cuidado. En ese momento, una mano grande se adelantó y tomó a Haeun.
“Supongo que tiene que irse, ¿verdad?”
Unos ojos sorprendentemente parecidos a los de Bae Wonwoo lo miraron. Eui-jae asintió con rostro serio. El profesor asintió también.
“Váyase. Yo calmaré a Haeun.”
“¡No! ¡No! ¡No te vayas!”
“¡Lo siento, Haeun!”
Eui-jae se dio la vuelta y echó a correr. La pequeña mano no pudo aferrarse a su ropa y se fue alejando. El profesor calmaba a la niña que lloraba desconsolada.
“Con esa cara, es igualito a ese maldito tipo...”
* * *
Toc, toc, toc. Bae Wonwoo bajaba las escaleras de dos en dos y preguntó:
“¿Aún no han entrado todos al refugio?”
“¡Ni lo diga, jefe! ¡Hay tanta gente que el proceso va lento! Algunos vienen con documentos falsificados, otros hay que filtrar a los creyentes de la secta Prometeo, y asà se tarda mucho.”
“¿Y ya terminó el tiempo del agujero negro?”
“¡Por eso estamos bajando lo más rápido posible!”
“¡Ay, qué locura! ¡Estamos tan ocupados que podrÃa morir!”
Bae Wonwoo y Kang Jisoo salieron corriendo por la puerta de cristal del gremio. Una larguÃsima fila seguÃa frente a la entrada del refugio. Bae Wonwoo se rascó la cabeza con fuerza y le hizo un gesto a Kang Jisoo.
“¡Diles a los que guÃan en el refugio que lo hagan lo más rápido posible! Si vienen monstruos, que los eliminen enseguida. ¿Entendido?”
“¡Entendido!”
“Ay, Sa-young... ¿cuándo vendrás...?”
Bae Wonwoo estiró el cuello adolorido. Entre el papeleo, las tareas del lÃder del gremio y mil cosas más, incluso alguien tan fuerte como él sentÃa el cuerpo al lÃmite. Pero no era momento de quejarse. HabÃa que ganar tiempo hasta que todos los civiles estuvieran a salvo en el refugio.
“¿No bajará un ayudante del cielo...?”
El White Hole brilló. Empezó a caer ceniza blanca. Se escuchaban rugidos de monstruos por todas partes. La gente empezó a murmurar. Bae Wonwoo sacó un enorme escudo.
¿Podré proteger a toda esta gente?
Tragó saliva.
Aunque no pueda, debo hacerlo.
Porque esa es la obligación de un cazador.
En ese momento.
“¡Aaaah!”
Un grito estalló en medio de la fila. Bae Wonwoo corrió hacia donde se escuchó. Un hombre tenÃa las extremidades retorcidas de forma extraña. Era un sÃntoma de mutación. Sin dudarlo, Bae Wonwoo lo aplastó con el escudo.
Paf.
Brotó sangre pálida. Antes de poder preguntar a los demás si estaban bien, otro grito estalló en otro lugar.
‘¡Maldición!’
Cuando Bae Wonwoo giró la cabeza,
Una sombra negra apareció sobre el enorme escudo.
“Yo lo haré.”
La voz estaba distorsionada.
¡Era J!
Las viejas zapatillas pisaron el escudo como trampolÃn y saltaron. Bae Wonwoo siguió la sombra que volaba. Una enorme lanza en la mano, sudadera gris, vaqueros, zapatillas gastadas.
¿No es ese el uniforme del chico del restaurante?
Pero, ¿no era la voz del señor J?
“...¿Eh?”
La combinación no tenÃa sentido en su cabeza. Bae Wonwoo volvió a emitir un sonido tonto.
“...¿Eeeeh, eh?”
¡GRACIAS POR LA TRADUCCIÓN! A se unas semanas habÃa visto que la página no me habrÃa y ya me habÃa asustado, menos mal volvió a abrir. 😠Ya por el cap 332 y todavÃa no hay señales de Sayoung
ResponderEliminarYo tmb extraño mucho a Sayoung :(((. La identidad del trabajador de medio tiempo finalmente quedó expuesta AAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarGracias por la traducción, pero cómo pasamos de capÃtulo en esta nueva plantilla? Aún no he podio descubrirlo
ResponderEliminarGraciasssss
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